El papa Francisco fue recordado este sábado en la homilía de su funeral celebrado en la plaza de San Pedro por “no cesar de alzar su voz implorando la paz” y por dedicarse a “los últimos de la Tierra” como los pobres y los migrantes.
El último adiós a Francisco: el mundo se despidió de un Papa que marcó la historia
El decano del colegio cardenalicio, encargado de oficiar las exequias ante 200.00 personas y más de 140 delegaciones internacionales, citó frases del papa argentino y lo recordó con mucho afecto

El último adiós a Francisco: el mundo se despidió de un Papa que marcó la historia

El último adiós a Francisco: el mundo se despidió de un Papa que marcó la historia
“Frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones”, el papa Francisco no ha cesado de alzar su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar posibles soluciones", dijo Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio.
El cardenal, encargado de oficiar las exequias ante 200.00 personas y más de 140 delegaciones internacionales, citó otra de las frases que Francisco solía pronunciar: “Porque la guerra es sólo muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor que antes, para todos es siempre una derrota dolorosa y trágica”.
En su homilía también destacó que fue un pontífice “entre la gente”, “con el corazón abierto a todos” y que se dedicó “a los últimos de la Tierra y marginados”.
“Estableció contacto directo con la gente, deseoso de estar ahí para todos, con una marcada atención a quienes tenían dificultades, dedicándose a pensar en todo, hasta en los últimos habitantes de la Tierra y en los marginados. Fue un papa entre el pueblo, con un corazón abierto a todos”, añadió Re.
El cardenal recordó también una de las más famosas frases de su pontificado: “Construir puentes y no muros”, una frase pronunciada en presencia del presidente de EEUU, Donald Trump, y otros numerosos líderes mundiales.
En el comienzo de su homilía Re destacó que “su última imagen, que quedará en nuestros ojos y en nuestros corazones”, es la del pasado Domingo de Resurrección cuando “a pesar de graves problemas de salud, quiso impartirnos su bendición desde el balcón de la basílica de San Pedro y después bajó a esta plaza para saludar desde el papamóvil”.
“A pesar de su fragilidad y sufrimiento final, el papa Francisco eligió seguir este camino de donación hasta el último día de su vida terrena”, subrayó.
El cardenal destacó también “su vocabulario característico y su lenguaje rico en imágenes y metáforas” y su “gran espontaneidad y un modo informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia”.
“Su carisma de acogida y de escucha, unido a un modo de actuar propio de la sensibilidad actual, ha tocado los corazones, buscando despertar energías morales y espirituales”, añadió.
Subrayó también su idea de que “la Iglesia es un hogar para todos; una casa con puertas que siempre están abiertas”, así como su atención a favor de los refugiados, desplazados y pobres.
Y al respecto, citó que fue significativo que su primer viaje fuera a Lampedusa, “isla que es símbolo de la tragedia de la emigración con miles de personas ahogándose en el mar” o que viajase también a la isla griega de Lesbos y la celebración de una misa en la frontera entre México y Estados Unidos, con motivo de su viaje al primero de estos países.
Re también rememoró “sus 47 arduos viajes apostólicos”, destacando en particular el que hizo a Irak en 2021, que “fue un bálsamo para las heridas abiertas de la población iraquí, que tanto había sufrido la obra inhumana del Estado Islámico”, hasta uno de los últimos en 2024 a cuatro naciones de Asia-Oceanía, donde llegó “a la periferia más periférica del mundo”.
Y concluyó recordando que Francisco solía terminar sus discursos y encuentros diciendo: “No se olviden de rezar por mí”.
“Querido papa Francisco, ahora te pedimos que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como lo hiciste el domingo pasado desde el balcón de esta basílica en un abrazo final con todo el Pueblo de Dios, pero idealmente también con la humanidad que busca la verdad con corazón sincero y tiene en alto la antorcha de la esperanza”, terminó su homilía.