Un hallazgo sin precedentes de dos momias reescribe lo que se sabe sobre los primeros humanos. En una excavación reciente, expertos en arqueología descubrieron momias milenarias cuyo ADN desconcertó a la comunidad científica. Arqueólogos alemanes completaron una secuencia de genomas y concluyeron que existió una comunidad aislada en el norte de África durante el Período Húmedo.
En una excavación hallaron dos momias milenarias y el ADN no pertenece a ningún humano conocido
Las momias milenarias de dos mujeres con un ADN distinto halladas en Libia reescriben la historia de la humanidad y plantean nuevas teorías sobre la evolución

Lejos de encajar con los linajes humanos conocidos, estas muestras genéticas abren la puerta a nuevas teorías sobre la evolución y sugieren que el pasado de la humanidad humano es mucho más complejo de lo imaginado.
El ADN de las momias desenterradas no pertenece a ningún humano conocido
Tras una serie de investigaciones enfocadas en conocer cómo era la antigua región del desierto del Sahara, un equipo de arqueólogos alemanes del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, logró completar una secuencia de genomas y concluyó que el ADN de dos momias africanas de hace 7.000 años pertenece a un nuevo linaje humano, desconocido hasta el momento.
Entre hace 14.500 y 5.000 años, el Sahara era una región húmeda, con una selva frondosa y repleta de vida silvestre. Con el paso del tiempo y el cambio climático natural, se convirtió en el desierto más grande del mundo, con muy poca presencia humana y animal. Sin embargo, ese período fue suficiente para que surgiera un pariente del Homo sapiens que eventualmente se extinguió.
Un estudio publicado en Nature el 2 de abril de 2025 reveló que dos momias halladas en la cueva de Takarkori, al sureste de Libia, poseen ADN que no coincide con ningún linaje humano conocido hasta ahora.
Aunque las momias tenían apariencia humana y datan de hace unos 7.000 años, sus secuencias genéticas indican que pertenecían a una rama distinta del Homo sapiens, una humanidad paralela que evolucionó de forma independiente y que, al parecer, desapareció sin dejar descendencia directa.
Qué implican estas momias para la humanidad
Los análisis genéticos indican que estas mujeres no compartían vínculos genéticos con las poblaciones subsaharianas vecinas, lo que refuerza la teoría de que el Sahara actuó como una barrera natural que favoreció el aislamiento de ciertas comunidades.
El análisis de estas momias mostró que estas divergieron genéticamente de otros grupos humanos hace más de 60.000 años, mucho antes de que otras migraciones importantes ocurrieran en África y Eurasia. Además, se detectaron trazas mínimas de ADN neandertal, lo que sugiere contactos remotos con otras poblaciones humanas. Este hallazgo aporta una nueva perspectiva sobre la diversidad genética y la evolución de los humanos en África.
Finalmente, estas momias sorprenden por lo bien que sean conservado a pesar de las altas temperaturas y condiciones adversas del desierto, lo que normalmente degrada rápidamente el material genético. El secreto fue el hueso petroso (parte del oído interno), uno de los mejores lugares para preservar ADN en climas cálidos.
Hace 100 años el explorador húngaro Lászlo Almásy realizó una expedición a ese desierto en particular y en su recorrido se topó con una cueva cuyas paredes estaban decoradas con figuras humanas. Algunas de ellas representaban cadáveres y almas. Desde ese entonces, ese sitio pasó a ser un lugar de relevancia histórica que permitió más trabajos en la posterioridad.
En una expedición reciente, los arqueólogos retiraron de esa cueva dos momias de mujeres que habían sido enterradas en el sureste de Libia, en el refugio rocoso de Takarkori, y que se conservaron gracias al clima árido y las altas temperaturas.