Franco Colapinto apenas aparece en la nueva temporada de Netflix y esto decepcionó a muchos argentinos, que lo vieron como una mala señal para su continuidad en la Fórmula 1. Pero otros factores contarán desde el GP de Australia. Deportivos, pero también de negocios y política, esa palabra de que empezó a conocer en serio la semana que pasó con disgusto.
Franco Colapinto, Netflix, la política y la segunda oportunidad en la Fórmula 1
La serie de Netflix decepcionó a los argentinos por el nulo espacio que le dio a Franco Colapinto, pero su futuro en la Fórmula 1 depende de muchas otras cosas

Colapinto informó hace unos pocos días en una entrevista con Car And Driver que estará presente en todos los grandes premios de la temporada. Sus fans aguantarán verlo entre los bastidores de los boxes de Alpine por algunos GP pero les agarrará la impaciencia si más temprano que tarde no se sienta en el auto hoy de Jack Doohan.
Se intuye que será así. Las advertencias de su representante Jamie Campbell-Walter no fueron en vano. Hay impaciencia porque tampoco hay información fidedigna. ¿Tiene realmente contrato Doohan por cinco carreras? ¿Aparecerá Colapinto en el sexto GP en Miami? ¿Su fuera de foco de estas últimas semanas era lo que tenía que pasar? ¿Fue real que estuvo varias décimas por delante del australiano en la única vez que se subió a un Alpine de vieja generación en Barcelona?
Y no hay información veraz porque a este nivel todo se oculta, todo se maneja en el detrás de escena. Como así fueron los tests de Bahrein, indicadores de poca cosa porque la verdad empezará a develarse en el callejero de Melbourne.
Las señales que contaron para Franco Colapinto
Las señales son entonces las que contaron. Las de Flavio Briatore asegurándose a Colapinto en Alpine, sus declaraciones de que se trata del proyecto más ambicioso del equipo, su reel en Instagram sobre esas pruebas del argentino en Barcelona que de otra manera ni siquiera se hubiera sabido y hasta la foto en Mónaco.
Pero después de la presentación conjunta de la Fórmula 1 en Londres, nada o casi nada de parte de Briatore o Alpine, y solo las declaraciones de Colapinto a Car And Driver de la última semana aportaron algo de luz a su situación en el equipo galo. Que tiene toda la lógica del contrato firmado por Doohan mucho antes de que el argentino irrumpiera en la Máxima y le da prioridad, por lo que la espera tiene razón de ser.
Como la conveniencia de que haga ensayos privados en el mientras tanto y mucho simulador, que se prepare a conciencia como en aquel 2002 lo hizo Fernando Alonso cuando se bajó de Minardi y esperó todo el año a que Briatore lo subiera a Renault.
La serie de Netflix que trajo decepción
En el medio de estos dimes y diretes que empezarán a encontrar cauces más reales desde Australia, a una semana del inicio de la Fórmula 1 los fanáticos de Colapinto se desayunaron con que una empresa comunicacional de entretenimiento tan importante como Netflix no le dio ni cinco de importancia.
Unos 9 segundos de espaldas en un circuito en la serie "Drive to Suvrive" que no se identifica bien cuál es, el choque de Brasil en carrera en el trailer y el de clasificación en el episodio "La recta final" fueron las únicas apariciones de Colapinto.
Cuanto la producción de Netflix empezó a seguirlo en Interlagos, no fueron pocas las voces y opiniones que vieron en esa irrupción una señal fuerte del interés que despertó el argentino en toda la Fórmula 1. ¿Entonces? ¿Después de Brasil bajaron sus cotizaciones?
La respuesta debería ser "sí", porque había sido demasiado bueno lo que había ofrecido hasta entonces en circuitos desconocidos y sin pruebas previas. Es más, Colapinto estuvo a dos curvas, en Las Vegas, de volver a dejar boquiabierto a toda la Fórmula 1 con lo que hubiera sido una vuelta fantástica de clasificación para meterse en Q3 y humillar como nunca a su compañero Alex Albon después del choque en Brasil. Pero se sabe lo que pasó y también después de eso, con un cierre que hasta al argentino lo decepcionó.
De ser compañero de Max Verstappen en Red Bull pasó a ser rescatado por Briatore en Alpine. Nada mal que un cazatalentos, y sobre todo un empresario con todas las mañas, haya insistido tanto por tenerlo, más allá de esta espera que sigue. Nada mal teniendo en cuenta que en apenas tres meses Colapinto hizo que un país tuerca pasara de la resignación absoluta por volver a tener un piloto en la Fórmula 1, a pelearse y enojarse por este paréntesis que se abrió, aunque todo el mundo se ilusione con que sea esta vez bien breve.
La lógica de la pausa y los riesgos
Pero Netflix lo bajó de la escena y eso tal vez bajó a tierra un poco lo que necesariamente deba esperarse de Colapinto. Que tiene 21 años, que como dijo llegó a la Fórmula 1 con apenas 400 kilómetros de prueba ante, por ejemplo, los más de 10 mil de un Kimi Antonelli o lo más de 5 mil del propio Doohan. Que corrió 9 GP y deslumbró hasta la piña en Las Vegas, porque hasta en Brasil dio qué hablar con el sorpasso a Lewis Hamilton por ejemplo, o el menos visto a Oliver Bearman. Que no es para nada ilógica esta pausa.
Claro que en la Fórmula 1 nunca hay que dormirse y siempre es mejor estar adentro que afuera. Ejemplo. Los apoyos empresariales a Colapinto están pero no es lo mismo si corre o si no, ni se sabe el aguante de los mismos o sus realidades económicas si la opción de subirse, por ejemplo, aparece en un año.
Tanto tiene que ver todo con todo, que por las trágicas inundaciones en Bahía Blanca, Colapinto sufrió esquirlas de un acto muy bien intencionado. Bancó a su amigo bahiense Lucas Benamo y a toda la población bonaerense, apoyando un tweet donde su ex entrenador le pedía celeridad al presidente Javier Milei para que declare la emergencia urgente y soportó agresiones.
Ahí comprobó que esas redes sociales tan amigables para él, pueden también destrozarlo, por lo cual lo borró e hizo su descarga afirmando que no tiene idea de política. Seguramente, empezó a entender también que todo es política. Basta decir que el dueño de uno de sus principales sponsors, Mercado Libre, Marcos Galperín, es un gran admirador de Milei, por ejemplo.
Ahí comprobó que esas redes sociales tan amigables para él, pueden también destrozarlo, por lo cual lo borró e hizo su descarga afirmando que no tiene idea de política. Seguramente, empezó a entender también que todo es política. Basta decir que el dueño de uno de sus principales sponsors, Mercado Libre, Marcos Galperín, es un gran admirador de Milei, por ejemplo.
Ahí comprobó que esas redes sociales tan amigables para él, pueden también destrozarlo, por lo cual lo borró e hizo su descarga afirmando que no tiene idea de política. Seguramente, empezó a entender también que todo es política. Basta decir que el dueño de uno de sus principales sponsors, Mercado Libre, Marcos Galperín, es un gran admirador de Milei, por ejemplo.
La Capital