La muerte del papa Francisco no solo deja una huella profunda en la historia de la Iglesia, sino también en miles de personas que, de una u otra manera, sintieron su cercanía. Una de esas personas es César Carnero, un humilde carpintero de la localidad santafesina de San Jorge, que jamás imaginó recibir una llamada directa del Pontífice por un gesto sencillo: enviarle un perchero de madera como regalo.
César, el carpintero de San Jorge que recibió un llamado del papa Francisco: "Hoy el cielo está de fiesta"
César Carnero, de San Jorge, compartió su historia conmovido por la muerte del Pontífice. En 2013 le envió un perchero como regalo y recibió una respuesta inesperada: una carta, una postal y un llamado telefónico personal del propio Francisco

“Estoy amagado con la muerte de Francisco”, confesó emocionado en declaraciones a LT10. Su historia comenzó en 2013, apenas asumido el papado de Jorge Bergoglio. Conmovido por el nuevo rumbo de la Iglesia, Carnero le escribió una carta. La sorpresa llegó cuando, semanas después, recibió una respuesta escrita del propio Papa. “Fue algo que nunca voy a olvidar”, recordó.
La voz de Francisco
Pero lo más inesperado ocurrió meses más tarde. Luego de enviarle el perchero que él mismo había fabricado, Carnero recibió una llamada directa desde el Vaticano. “¿Quién habla?”, preguntó al atender. “El Papa Francisco”, respondió la voz del otro lado. “Pensé que era una broma. Me temblaban las piernas, no sabía qué decir”, relató entre risas y emoción.
La conversación duró varios minutos. Francisco le agradeció por el presente, le ofreció su bendición, y le pidió que rezara por él. Antes de cortar, Carnero se animó a invitarlo: “Si viene a Argentina, venga a San Jorge”.
Cinco días después, la historia sumó un nuevo capítulo: lo contactaron para retirar un paquete en Buenos Aires. Al abrirlo, encontró una postal firmada por el Papa, con un mensaje personal: “Hola César, soy el Papa Francisco”. El gesto selló un vínculo humano, cálido y profundamente simbólico.
Con la noticia del fallecimiento de Francisco, Carnero no ocultó su tristeza: “Hoy el cielo está de fiesta”, dijo, recordando al hombre que, desde el corazón del Vaticano, supo tender puentes con la gente común. Para él, el Papa no solo fue el líder de la Iglesia, sino alguien que hizo de la humildad y el gesto sencillo, una marca eterna.