Según un reciente reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario, la intensidad de “La Niña ” volvió a decrecer, lo que lleva a hablar de un fenómeno más débil y de corta duración. En Santa Fe las lluvias suman apenas 566 milímetros en lo que va del año, con una media anual que supera los 1.000.
Expertos afirman que la chance del fenómeno "La Niña" decreció y que solo se extendería hasta marzo de 2025
Se espera que se haga sentir a partir de diciembre con lluvias más escasas. La probabilidad del fenómeno es del 60%
Alfredo Elorriaga, consultor en el área, destacó que las proyecciones muestran una “Niña” débil que podría extenderse hasta marzo de 2025, con una probabilidad del 60%. Esto representa un alivio para el sector agrícola, ya que la menor intensidad del fenómeno disminuye la posibilidad de impactos negativos, como la escasez de agua durante el verano.
Se espera mayor sequía en diciembre
Durante octubre, la región central del país recibió lluvias importantes que mejoraron la situación hídrica antes de la influencia de “La Niña”, que se espera se haga sentir más a partir de diciembre.
“Hemos tenido suerte de que la neutralidad se haya mantenido por más tiempo, permitiendo que las lluvias en octubre hayan sido abundantes”, explicó Elorriaga. Sin embargo, enfatizó que las precipitaciones observadas en las últimas semanas fueron disruptivas y difíciles de replicar en el corto plazo.
Escenario a corto plazo
Para noviembre, se prevé un escenario de lluvias dentro de lo normal, beneficiado por la demora en el inicio de “La Niña” y la atenuación de su intensidad. A pesar de este panorama alentador, la temporada estival presenta ciertos desafíos, como el calentamiento anómalo de los océanos, especialmente el Atlántico, que añade incertidumbre a las previsiones.
“Aunque una ‘Niña’ débil en principio favorece mejores lluvias, el sistema atmosférico está muy perturbado y hay factores que complican la certeza de los pronósticos”, sostuvo Elorriaga, subrayando la necesidad de mantener la vigilancia sobre estas variables.
La combinación de una “Niña” débil y la variabilidad de los factores oceánicos deja al sector agropecuario en un estado de cautela, con expectativas de un verano menos adverso, pero atento a posibles cambios en el comportamiento climático.